Benigno Juanes Risco, S.J.
Persona de comportamiento sencillo y humilde. Ejercía el don de la escucha de modo admirable, el don del Consejo así como el ejercicio del carisma de discernimiento. Tomaba notas de todo lo que se decía sobre algún punto y siempre se reservaba el último puesto para externar su opinión. Responsable y puntual con sus compromisos caracterizándose en no fallar en asistir a reuniones programadas. Fiel discípulo del carisma ignaciano, todo su quehacer fue buscar y trabajar para la mayor honra y gloria de Dios. El padre Juanes se hacía solidario en su condición de gran intercesor ante Jesús, haciendo suyas las necesidades y penas de los hermanos que acudían a él en busca de consuelo. En las reuniones masivas: retiros, seminarios, asambleas, era notoria su presencia durante largas horas dedicadas al sacramento de la reconciliación. Su vida es un testimonio de perfecta armonía entre la gracia y la naturaleza.
Nació en Carabajosa de Armuña, Salamanca, España el 13 de septiembre de 1916.
A los 19 años, el 12 de Octubre de 1935, ingresó al Seminario de los Jesuitas, realizando sus estudios clásicos en Salamanca, la Licenciatura en Filosofía en Burgos y la de Teología en la Pontificia Universidad de Comillas-Santander, siendo ordenado sacerdote el 24 de julio de 1949, a los 32 años de edad.
Durante su estadía en la Habana, Cuba, inició las labores de profesor a los jóvenes seminaristas del noviciado impartiendo clases de latín y griego, tarea que realizó durante diecisiete años incluyendo a los noviciados de Venezuela y de la República Dominicana.
En el año 1963 publica en Medellín, Colombia su primer libro “Lingua Latina Moderna Metodus”, siguiéndole “Lingua Latina glossarium”, “Mayor progreso en los estudios”, “Espiritualidad cristiana hoy”, publicado este último en Santander, España en el 1967.
Tras sufrir una fractura de la columna en el año 1967, es ingresado a la Enfermería de Manresa Loyola en Santo Domingo, República Dominicana, siendo trasladado un año después al Politécnico Loyola de la ciudad dominicana de San Cristóbal como Consejero y Profesor del Colegio; Aún así, prosiguió escribiendo obras de espiritualidad cristiana y en el 1973 se publica en Buenos Aires, Argentina el libro “El drama de vivir la Fe en El”.
Durante su permanencia en la ciudad de San Cristóbal tiene sus primeros contactos con la Renovación Carismática Católica a través de su participación en los grupos de oración (1975), esta experiencia vivida le hizo sospechar que se encontraba frente a una realidad querida por Dios “una corriente de gracia” cuyo origen provenía del mismo Espíritu Santo, lo que le hace integrarse y formar parte del Equipo de Servidores del grupo de oración “Ríos de Agua Viva”, que se reunía en el Colegio Politécnico Loyola, dirigiendo e impartiendo la instrucción de los servidores de los otros 7 grupos de oración de la ciudad, en reuniones semanales de preparación, previa a los grupos.
A partir de esta experiencia, y como ávido lector, de solida y profunda formación teológica y doctrinal, abordó el proyecto de recopilar todo el material diverso que se había escrito sobre la Renovación, facilitándole el Señor la publicación de la colección de libros Torrentes.
Esto no le impidió proseguir su legado de libros publicados de otros varios como “la elección ignaciana por el segundo y tercero” (1980), “Misterio de la Vida Consagrada” (1983). “Caminaré en presencia del Señor” (1984), así como otros artículos y folletos.
El 15 de enero de 1978 asiste al 1er. Encuentro Nacional de la RCC en República Dominicana en el Estadio Olímpico, donde se congregaron más de 30,000 hermanos en la fe, bajo el lema JESUS ES EL SEÑOR.
En el año 1978 se le acentúa su lesión en la columna vertebral, por lo que es enviado a Salamanca para fines de recuperación. Regresa un año después a la República Dominicana y con la aprobación y el apoyo de sus superiores en la orden, se dedica de inmediato a trabajar a tiempo completo por y en la Renovación Carismática Católica, entrando a formar parte en calidad de Asesor del Equipo Sede de Santo Domingo.
En el año 1978 se le acentúa su lesión en la columna vertebral, por lo que es enviado a Salamanca para fines de recuperación. Regresa un año después a la República Dominicana y con la aprobación y el apoyo de sus superiores en la orden, se dedica de inmediato a trabajar a tiempo completo por y en la Renovación Carismática Católica, entrando a formar parte en calidad de Asesor del Equipo Sede de Santo Domingo.
En 1980 es nombrado Asesor del Equipo Arquidiocesano y desde entonces participó como uno de sus delegados en las reuniones del Equipo Nacional, cargo y funciones que realizó hasta la hora de su partida a la Casa del Padre.
En su paso por el Equipo Sede de Santo Domingo, lo enriquece con la apertura de nuevos ministerios de servicios: La Escuela de Formación de Servidores (1980); la Escuela de Teología para la formación de laicos (1985), El Ministerio de Jóvenes – La Juventud Prioridad en el Primer Plan de Pastoral de la Arquidiócesis – ; El Ministerio de Evangelización (una Nueva Evangelización, Nueva en sus métodos, Nueva en su expresión, Nueva en su Ardor) ; El Ministerio de Asistencia y Caridad, canal distribuidor de la caridad, como fruto de la fe, a los hermanos – material y/o espiritualmente- mas necesitados.
Asiste a varios retiros para sacerdotes celebrados en El Minuto de Dios, La Ceja, Colombia, lo que le da la oportunidad de intercambiar la experiencia carismática con sacerdotes y obispos Latinoamericanos.
Entre los libros publicados correspondientes a la Colección de libros Torrentes se encuentran 21 tomos en los que cubre todo lo relacionado con temas de la Renovación Carismática Católica:
1977 – Espíritu Santo
1980 – La Alabanza Comunitaria
1981 – Componentes básicos de la Renovación, Iniciación a la curación interior
1982 – Orar en lenguas, Las tentaciones de los líderes, Bautismo en el Espíritu Santo
1984 – María y el Espíritu Santo
1985 – Cómo usar los carismas
1989 – Elementos de los grupos de oración, Servidores y Equipos responsables.
1992 – Tentaciones de los Servidores, Introducción a los Carismas
1993 – Hablar en Lenguas, Profecía, Modos de orar personalmente, Aspectos fundamentales de la Oración Personal, Oración personal, Oración Contemplativa.
1994 – Formar para servir
1995 – La curación psicoafectiva,
1996 – El discernimiento espiritual, Curación física,
1997 – Acción del Espíritu Santo
En el año 1981, el Señor hizo suscitar en el corazón del Padre Juanes el deseo de reunir un grupo de laicos que quisieran entrar en una relación más cercana con Dios Padre a través de Jesús y por el Espíritu Santo y que al mismo tiempo quisieran servirle de una manera más comprometida. Este grupo laico providencialmente llegó hasta él con esos mismos sentimientos y deseos. Viendo así esta moción del Espíritu confirmada empezaron a reunirse con cierta frecuencia iniciándose en germen lo que es hoy la Comunidad Carismática de la Visitación y de la Eucaristía, una comunidad de espiritualidad laical, en la cual los miembros quieren vivir su compromiso bautismal creciendo en santidad desde su estado de vida y trabajando por la expansión del Reino de Dios a través de sus ministerios y servicios.
Todo el conocimiento teológico, bíblico, doctrinal, del Magisterio de la Iglesia, su profunda experiencia espiritual ignaciana y carismática, pero sobre todo, su deseo de transmitir a otros la riqueza del Espíritu le hizo continuar en una nueva Colección de libros su obra majestuosa, y es a través de la Colección Senda, iniciada en el 2000, de la cual recibimos 11 tomos con temas de espiritualidad entre los cuales se encuentran:
2000 – Hijos de Dios en Jesucristo
2001 – Tras las huellas de Cristo
2002 – La Vida en el Espíritu
2003 – El escándalo de la Cruz
2004 – Consagrar el mundo por el trabajo
2005 – El proyecto del Padre
2008 – Tu rostro buscaré, Señor
En la actualidad la Comunidad está formada por 21 23 familias espirituales en Santo Domingo, seis (6) en Sabana Grande de Boyá, tres (3) en La Vega, una (1) en Higüey, una en Santiago, Samaná y San Pedro de Macorís, en el exterior seis (6) familias en Coamo, Puerto Rico, una (1) 3 en Nueva York y una familia espiritual iniciándose en Montevideo, Uruguay Colombia, siendo alrededor de 500 miembros quienes la forman.
Otros elementos valiosos que aportó el P. Juanes a través de la Comunidad se encuentra la escucha fiel del Espíritu que le permitió llamar a personas según sus dones y carismas para coordinar en sus inicios la Comunidad y los distintos ministerios que iban surgiendo de acuerdo a la necesidad, entre los cuales se encuentran las Experiencias de Oración, la Escuela de Teología para Laicos, adscrita a la Universidad Católica de Santo Domingo que opera hoy en las aulas del Colegio Loyola La Salle, el ministerio de oración de sanación interior que funciona por equipos los miércoles en la Casa Sede de la Comunidad, los servicios sociales en consultorios médicos, en la ciudad y en Sabana Perdida, los grupos encargados de intercesión especial, las consagradas con votos privados, el grupo de asociados y otros servicios que fueron surgiendo relacionados con la Eucaristía, talleres, cursos, retiros dentro y fuera de la Comunidad, la atención especial a los matrimonios, las solteras, la necesidad de captar recursos para el sostenimiento de los ministerios, etc.
Un aporte significativo proporcionado por el Padre Juanes a los laicos se encuentra en los Ejercicios Espirituales los cuales impartió a los miembros de la Comunidad durante muchos años y a su vez se empeñó en formar laicos para que los impartieran. Hoy en día la Comunidad realiza ejercicios espirituales una vez al año, con tandas abiertas para laicos que no son miembros de la Comunidad, con la finalidad de conducir a las almas con sabiduría y prudencia a una mayor intimidad con Dios y un mejor servicio desinteresado a los hermanos por amor a Dios siempre a través de una oración personal centrada en Cristo y un discernimiento guiado por el Espíritu de Dios.
El Padre Benigno Juanes Risco fue llevado a la casa del Padre el día 30 de mayo del 2009 por una amorosa providencia divina, el día de la Fiesta de la Visitación y víspera de la solemnidad de Pentecostés, ambos misterios en los que profundamente creyó y amó.