Historia
Como todo lo que acontece dentro de nuestra Iglesia, la Comunidad surge por una moción del Espíritu Santo, puesta en el corazón del Padre Benigno Juanes, sacerdote de la Compañía de Jesús, quien comparte esta moción con el asesor de la Renovación Carismática Católica, en ese entonces Monseñor Nicolás de Jesús López Rodríguez. En agosto de ese año el Padre Juanes pidió oración por esta intención a Monseñor Uribe Jaramillo, el cual le animó y le prometió orar.
La comunidad nace a la luz y al calor de la tierna mirada de Jesús. A principios del año 1981 un grupo reducido de siete servidores de la Renovación pidió permiso para adorar al Señor en la capilla de las religiosas en Manresa Loyola. Desde su inicio se postraron a los pies de Jesús Sacramentado buscando una respuesta al llamado que habían experimentado a “una vida plena en él, para adorarle y servirle”, pues ya él había plantado en sus corazones el germen, la semilla que despertaría en todos: la necesidad de una vivencia cercana de su presencia y una mayor entrega a él.
Nueva vez el Padre Juanes solicita interceder a dos personas del grupo para descubrir cuál es la voluntad de Dios.
El 1ro de Noviembre de ese año se unieron siete hermanas al grupo que se reunían perseverantes para adorar al Señor y compartir sus vivencias; en la tercera reunión se integraron dos personas más.
En febrero de 1985 se visitó al Señor Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez y le informaron como iba perfilándose la Comunidad en su trabajo apostólico y el nombre que a la luz del Espíritu y la intercesión de la Madre de Jesús se había elegido: Comunidad Carismática Católica de la Visitación y de la Eucaristía.
Un ministerio al cual el Señor llamo a la Comunidad desde sus inicios es la Experiencia de Oración abierta a todos, como un compromiso de amor hacia nuestros hermanos, para que ellos también aprendieran y gustaran de un dialogo amoroso con su Señor.
La Iglesia ha tratado desde sus inicios de crear y vivir en un orden, con normas establecidas. En agosto 1986 se escribió un ante proyecto sobre las normas de la Comunidad. Ya en ese año los grupos existentes se denominaron familias espirituales con el nombre que evocaba algún rasgo de la Comunidad. En ese año también se integra una familia de parejas y se inicia un trabajo hermoso con el primer grupo de jóvenes que son el futuro de la Iglesia, la sociedad y la familia. En 1990 la Comunidad considera que hay una madurez en sus miembros, para elegir una responsable, pues había entonces un equipo que se le llamaba motor: este discernía, ejecutaba todo lo concerniente a la Comunidad. Se convocó la asamblea y se realizó con una gran unción del Espíritu y orden, resultando electa la hermana Altagracia de Castillo.
La Comunidad demandaba un espacio físico por su crecimiento. Nos instalamos en la calle Bohechio No. 25, Bella Vista, y se ve colmado el llamado fundamental de la Comunidad: Adorar a Jesús en el sacramento Eucarístico en nuestra capilla y así continuar nuestra misión a los pies de Jesús.
En años ‘90 se inicia la extensión de la Comunidad primero en Coamo, Puerto Rico y después se fue extendiendo hacia el interior del país: La Vega, Sabana Grande de Boya, (Los Limones), Higüey, Santiago y en el exterior en New York.
La Comunidad trabaja en diferentes ministerios: Adoración, Oración por los enfermos – Consultorios Médicos, Retiros, Experiencias de Oración, Ejercicios Espirituales, Cursos y Talleres abiertos, Servicios Sociales en Sabana Perdida y Quita Sueño (Salud, Catequesis, Eucaristía), publicación de libros, etc.
Cuál es nuestra finalidad? Vivir con el auxilio de la gracia que otorga el Espíritu Santo, el doble fin que persigue la Comunidad, crecer en la santidad de Jesucristo y trabajar en el Reino de Dios por su extensión, tal y como lo enseñó nuestro fundador, P. Benigno Juanes, s.j. y en obediencia a la Santa Madre Iglesia; continuar la formación para así mas amar y mejor servir para la mayor gloria de Dios.